Coordina: Ana Isabel Alvea
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JUANA CASTRO
el espejo dorado de las águilas,
del azul imposible de los cielos.
Mi corona es de lirios.
GREGORIO DÁVILA
DANIEL GARCÍA FLORINDO
Nacido en Córdoba en 1973, es filólogo hispánico, doctor en Lenguas y Culturas. Se dedica a la edición de diversos proyectos educativos relacionados con la enseñanza de la lengua y literatura hispánica. Como especialista de la obra poética de Juan Bernier, es autor de la tesis La poesía de Juan Bernier, diálogo vital con su tiempo (UCOPress, 2019), así como de la obra La compasión pagana (estudio-antología de la poesía de Juan Bernier) (Universidad de Córdoba, 2011), y también del prólogo y la edición de su Poesía completa (Pre-Textos, 2011). Es autor de los poemarios Amanecer en Pensilvania (rapsodias yanquis) (Ediciones En Huida, 2014), edición ilustrada, revisada y ampliada de su primer libro Amanecer en Pennsylvania (Cuadernos de Sandua, 2001), Cuadernos de Lisboa (Ediciones En Huida, 2011) y Las nubes transitorias (Guadalturia, 2015).
ISABEL MARTÍN SALINAS
Dramaturga, ensayista, poeta. Colaboró como guionista en el Magazín “A pleno sur”, de Canal Sur Radio (1989-1993). Posteriormente ha desarrollado una intensa actividad teatral como dramaturga, directora de escena y actriz. Con numerosas obras publicadas y estrenadas, ha sido finalista para el Premio Andalucía de la crítica 2012 en la modalidad de Teatro por El hoyo 18. Un soplo de viento. En 2019 ha sido galardonada con el Escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores. Publicaciones: Río abajo (2000); El pozo. La noche de Diógenes. ¡Menos cuento! (2007); Collar de cerezas (2007); Rita, en Mujeres para mujeres (2009); Sombra mía en Dime que me quieres (2009); El hoyo 18. Un soplo de viento (2011); Hispania, Hispania. Segundas partes. Verano del membrillo (2012); A ráfagas tu nombre, poemario (2014); Para siempre conmigo, disco E.P. (2015); El Maestro, libreto para ópera (2017); Un canal en Youtube, en ¿Hacemos teatro? Piezas breves para jóvenes (2017); La hija, en Tras el telón. Drama y comedia para viajeros con tablas (2018); Giuseppe Impastato. Memoria de un hombre bueno (2019).
JORGE DÍAZ MARTÍNEZ
Nacido en Córdoba, en 1977. Doctor en Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada por la Universidad de Granada, ha sido lector de español en universidades de Asia, Europa y África. Actualmente, es profesor de enseñanza secundaria en Andalucía. Ha publicado los libros: Transbordo. Poemas del metro de Barcelona (La Garúa, 2012), Almizcle y tabaco (Premio Arcipreste de Hita, Pre-Textos, 2005) y La piel de la memoria (Premio Vicente Núñez, Visor, 2004). Como crítico, ha seleccionado y prologado la antología Voces del nuevo siglo. Poesía española contemporánea (2014), traducida y publicada en Armenia por Hakob Simonyan. Y también, junto a Ana Isabel Alvea Sánchez: La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones En Huida, 2012).
JUANA CASTRO
(Villanueva de Córdoba, Los Pedroches, 1945) es
Medalla de Andalucía 2007 y Premio nacional de la Crítica 2010. Autora, entre
otros, de los poemarios Arte de cetrería,
Fisterra, Del dolor y las alas, Cóncava
mujer, El extranjero, Los cuerpos
oscuros o No temerás, reeditados
estos dos últimos en 2016. Narcisia y
Del color de los ríos se tradujeron
al inglés. Traducida parcialmente al francés, neerlandés, polaco, catalán y
chino. Autora de la biografía María
Zambrano (2016) y del texto en prosa Valium
5 para una naranjada (1990). Miembro correspondiente de la Real Academia de
Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Columnista, maestra, crítica
literaria, madre y abuela. Premios Juan Ramón Jiménez, San Juan de la Cruz,
Jaén, Carmen Conde, Carmen de Burgos. Las antologías Alada mía (1995), La
extranjera (2006) o Heredad seguido
de Cartas de enero (2010) fueron dando noticia de su obra. En 2018 se
publicaron Antes que el tiempo fuera
(Premio Ricardo Molina Ciudad de Córdoba) y la antología Nunca estuve tan alta. www.juanacastro.es
LA LLAMA, LA VIDA
El día
está manchado y hace frío.
Un caballo
brillante trae presagios
de miedo
entre los ojos.
Se te agolpan las penas
en la piel
de las gafas.
Tantas cosas.
Cosas
tantas de prisas,
de amor,
de golpes,
de
trallazos certeros por el ancla
desnuda de
tu isla.
Aprendiste
a estar solo.
Aprendiste
a estar solo y a mullir
las bridas
de tu nombre.
Caen las
gotas de arena y el reloj
las
contempla. Yo te quiero.
Te quiero
y no sé
cómo
decirlo.
Decir cómo,
tan mal
como lo
digo. Aquí estás,
aquí
estoy. Otra vez
y de
nuevo, tú y yo
–¿pero qué, qué hemos hecho?–
tú y yo
solos.
PUERTA DE SEVILLA
Corría la muralla como el agua corría,
y entre telas y aceites y perfumes y ceras
tus ojos me asaltaron, vigías de la altura.
A esa hora ardía la Puerta de Sevilla.
Pero tú estabas dentro
de la ciudad, y el mundo
empezaba en las piedras
amarillas y nobles.
¿Empezaba
allí el mundo o terminaba el tiempo?
Me llamaban los músicos, y el arrayán y el aire
cuajado de promesas, con mi piel en su vida.
Con el filo en dos caras.
Dudé un instante solo.
Pero me pudo el cielo
tan azul del camino
y eché a andar sin mirarte.
Sin mirarme en los versos
de Ibn Hazam que subían
–ajorcas de miel tinta–
por la calle Postrera
conquistando el silencio.
A LA VIRGEN DEL AMOR
en su paso procesional del Miércoles Santo
Se mecen los varales como Tú te mecías
y va el Amor alzado en lágrimas de niña.
Dolor blanco tus ojos y la noche que muere
con abril en tus yemas y el aroma del fuego.
Niña mía de nieve levantada en jazmines,
va tu pena pasando cara a mí y a tu cuello,
cara al monte que baja de lo oscuro hacia el brillo.
Qué tristeza tu saya despeinando balcones
y qué sereno el hueco de mi gozo en tus manos,
granate oscura rozas mi fachada y me hieres
abriéndote en los nardos y encendiendo la calle.
Ochavada te miro mecerte entre las ceras
y subo por tu manto cuando ya no hay remedio,
cuando sólo los flecos de tu palio me llueven
como plumas de pájaros doradas en los hombros.
Y pasas, y te llevas mi sangre, anegando
las murallas y el viento. Blanca oscura y granate
meciéndote en la llama. Mi llama de amor tierna,
mi llama de amor viva temblando en los rosales.
Mientras que yo me muero. Mientras que yo me quedo
perdida sin tu amor, tan sola por tu talle.
MARÍA ÁLVAREZ-ROSARIO
De 2016 data la publicación de su poemario Física elemental en la editorial Torremozas. Ha publicado en diversas revistas
como Nayagua (Centro de poesía José Hierrro) y Estación poesía (CICUS, Universidad de Sevilla) y ha sido incluida en las antologías Anónimos
2.2 y Anónimos 2.3 que se publicaron en Córdoba con motivo de Cosmopoética. Su
poemario Una habitación propia fue galardonado en 2019 con el XX Premio
Internacional de poesía ciudad de Ronda, mientras que en 2018 Mapa de la memoria fue galardonado con el IV
premio de poesía Juana Castro, convocado por el Ayuntamiento de Villanueva de
Córdoba y siendo publicado en 2018 por Renacimiento.
EL
TIEMPO DETENIDO
¿Cómo es
bajarse de repente de la noria,
de la montaña rusa en la que vives,
del carrusel que gira sin descanso?
¿Cómo es
dejar de oír la música estridente,
los muchos decibelios,
el ruido de la prisa
y oír solo
los pájaros?
Ahora que no caben las excusas
del tiempo, del cansancio, de lo urgente
¿tendrá el Amor su sitio?
Estas son las preguntas importantes:
¿Qué es lo necesario?
¿A quién echas de menos?
¿Es un hogar tu casa?
¿Qué ves
en el espejo?
POETAS
Pertenezco
a la labor antigua
de establecer los nombres de las cosas
(Genésis, capítulo 2,versículo 19).
Pongo
mi
palabra de arena
junto a
todas las vuestras
uno mi
voz al canto
de todas
vuestras voces:
canciones
de desiertos y de ríos
para
mecer la cuna de los niños
para
sentir el vuelo de los pájaros.
Cantos
como refugios
como
faros
hogueras
diminutas contra el frío
luciérnagas
prendidas
frente a
la oscuridad.
Formo
parte
del
ejército incruento
que va
blandiendo verbos y adjetivos
y la
gloria se alcanza
y la
labor cumplida
cuando
cualquier persona te llama por tu nombre
(que es
el nombre de todos)
y te
dice: "Poeta
préstame
tus palabras
para
hablarle a los ciegos de las flores
para
besar de nuevo
la frente
de mi madre
para
decir mi llanto
para que
duela menos".
YO QUE FUI LA LLUVIA
Me parieron las nubes,
mansa y dulce,
sobre la sed del campo,
y fui, en otras vidas, aguaceros
que daban de beber a los manglares.
Yo fui regatos cantarines
bajando libremente las laderas,
arroyos bulliciosos
que saltan a la luz de piedra en piedra
y juegan con los peces.
Broté en manantiales cristalinos
amamantando musgo,
y fui caudal de río,
que empapaba la tierra de los huertos.
Abandonada al vértigo,
precipité mis aguas en cascadas
de increíble belleza.
Yo,
mansa y dulce,
sobre la sed del campo,
y fui, en otras vidas, aguaceros
que daban de beber a los manglares.
Yo fui regatos cantarines
bajando libremente las laderas,
arroyos bulliciosos
que saltan a la luz de piedra en piedra
y juegan con los peces.
Broté en manantiales cristalinos
amamantando musgo,
y fui caudal de río,
que empapaba la tierra de los huertos.
Abandonada al vértigo,
precipité mis aguas en cascadas
de increíble belleza.
Yo,
que fui la lluvia,
soy ahora un inmóvil lago de
montaña,
de agua profunda y quieta,
de agua profunda y quieta,
detenida
sobre un oscuro abismo,
el espejo dorado de las águilas,
del azul imposible de los cielos.
Mi corona es de lirios.
GREGORIO DÁVILA
(Quintana de la Serena, Badajoz, 1959) es licenciado en
Filosofía y Ciencias de la Educación, especialidad Psicología, por la
Universidad de Sevilla, ciudad en la que reside y trabaja como funcionario de
la Junta de Andalucía. Aficionado a la escritura poética, la fotografía, el haiku
y la edición creativa. Es autor de Alma de
renacuajo, Premio de Poesía García de la Huerta 2017; Cuenco de azahar, haikus, Karima, 2018; Hebra de luz, Premio de Poesía Pepa Cantarero 2018, Diputación de
Jaén; Madre del agua. Por las huellas del
Tao, Premio de Poesía Eladio Cabañero 2019, Ed. Cuarto Centenario. Ha participado en varias antologías de haiku, siendo la
principal Un viejo estanque, Comares,
2013; como editor Clarea el día.
Antología de haiku en castellano, Mandala, 2014. Incluido en la Antología Árbol de Alejandra sobre Alejandra
Pizarnik, Karima, 2019.
Recopilador del libro Luna
del alba, CreateSpace (Amazon), 2014. Premio Internacional de Haiku por Japón Tsunenaga Hasekura,
edición III 2016, Premio especial Museo Histórico Masamune Date. Autor de blog Grego.es y del foro Paseos.net
- taller de iniciación al haiku.
SABER DE PÁJAROS
"Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener
alas."
(Alejandra Pizarnik)
Jugaste
a inventar pájaros
para
cruzar el labio y la mirada,
pájaros
permeables
—como poros en las palabras—
que
filtran el silencio.
Quisiste
conocer las alas,
la
lentitud del trino por el aire
y
descubrir
pájaros
en la curva del sendero,
pájaros
estremecidos que cantan
en
la cornisa de la angustia.
Quisiste
contemplar
el
vuelo de las águilas, el ruiseñor de Egipto,
las
huellas de la alondra
y
los flamencos en los Andes.
Pero
ya sólo anhelas
abrir
espacios para el vuelo,
hacer
un nido a las palabras
y
sentir a los pájaros
respirar
el barbecho
FUSIÓN
Con Juan Ramón Jiménez
Yo
no quiero poner nombre a las cosas
sino
hilvanarlas con la mirada
quiero
vagar
de
mí hacia las cosas
esparcir
este cuerpo
dinamitar
los límites, abrir todos los poros
diluirme
en la colmena
estrujar
el tiempo en minutos
—un
estruendo de mirlos—
fundir
la escarcha de la alberca
y
ser agua en el viejo estanque.
EL FRÍO
Amanece el frío en
los campos
y la hierba blanquea
su temblor,
el frío
como vaho de niebla
por tu boca,
la luz es una línea
tenue de azafrán
en el horizonte,
el frío es la nieve,
las huellas del
mirlo
en la nieve,
limaduras de vuelo y
escarcha.
DANIEL GARCÍA FLORINDO
Nacido en Córdoba en 1973, es filólogo hispánico, doctor en Lenguas y Culturas. Se dedica a la edición de diversos proyectos educativos relacionados con la enseñanza de la lengua y literatura hispánica. Como especialista de la obra poética de Juan Bernier, es autor de la tesis La poesía de Juan Bernier, diálogo vital con su tiempo (UCOPress, 2019), así como de la obra La compasión pagana (estudio-antología de la poesía de Juan Bernier) (Universidad de Córdoba, 2011), y también del prólogo y la edición de su Poesía completa (Pre-Textos, 2011). Es autor de los poemarios Amanecer en Pensilvania (rapsodias yanquis) (Ediciones En Huida, 2014), edición ilustrada, revisada y ampliada de su primer libro Amanecer en Pennsylvania (Cuadernos de Sandua, 2001), Cuadernos de Lisboa (Ediciones En Huida, 2011) y Las nubes transitorias (Guadalturia, 2015).
DISOLUCIÓN
Por más que se desborden los océanos de nuestra malograda esfera azul
hasta alterar los mapas de la tierra, por más
que el iceberg más bello de la historia se sepa-
re de la Antártida,
esa plancha que flota
como nosotros
y siga la corriente de la disolución inevitable.
Por más que consumamos nuestro amor
en un lecho de hielo
y todos los políticos del G20 lo niegue
y no decidan nada para no evitar nada,
por más que contaminen las reservas de oxígeno…,
bien lo sabes, mi cielo, como una sola estrella
seguirán nuestros cuerpos encendidos
más allá de la noche y del fin de los tiempos.
HOTEL BABEL
En el hotel Babel se aloja la distancia
de todos los destinos, de todos los orígenes
conectados por wifi al mismo tiempo:
los miembros de un congreso sobre redes sociales
que miran estadísticas y estados solitarios,
el fiero ejecutivo que contacta en la web
con la habitación 104
donde una señorita con el pelo de rojo
enciende la pasión en su canal,
los amantes virtuales que no apagan la noche
hasta que el sueño venza a las pantallas,
el escritor que busca un personaje
que encaje en otra trama verosímil,
el criminal que elige a su próxima víctima
desde la habitación contigua,
la joven que escapó y busca distracción
en un juego de azar como la vida misma,
el suicida que busca su forma de morir.
Todos se han conectado en el poema.
EPÍSTOLA MORAL A MARK ZUCKERBERG
Apenas os conozco realmente,
pero qué generosos, amigos de Facebook
y de Instagram, podéis llegar a ser
al compartir la más dulce versión
de vuestras propias vidas, esos selfis
tan amables y llenos de impostura
que van cubriendo el muro,
este muro ideal…
¿O es que solo yo soy vil y erróneo en esta tierra?,
leo en un estado de Álvaro de Campos,
y me acuerdo del muro de Cernuda,
de la muralla china vista desde el espacio,
de la canción de Pink Floyd
un nueve de noviembre de 1989.
Yo crecí en el cercado obrero
de un barrio que expandía el límite
de una ciudad con sueño y de provincias.
Al sur de la inconsciencia y los exámenes
de historia sin memoria yo crecí
sin rechistarle al tiempo nuestro tiempo.
Así que hoy yo maldigo todo muro
sin excepción: las vallas que separa
y cercena la piel nómada del desierto
o el muro que construye Trump ahora,
ese infame ladrillo en el planeta.
Y qué decir, amigo Mark Zuckerberg,
de Cambridge Analytica, y del Brexit,
ahora que ella y yo firmamos el divorcio,
y las habitaciones separadas
de soledad nos colma y me desnudo
en este estado crítico, amigos de Facebook,
como el que hace un poema o un selfi, qué más da.
Dramaturga, ensayista, poeta. Colaboró como guionista en el Magazín “A pleno sur”, de Canal Sur Radio (1989-1993). Posteriormente ha desarrollado una intensa actividad teatral como dramaturga, directora de escena y actriz. Con numerosas obras publicadas y estrenadas, ha sido finalista para el Premio Andalucía de la crítica 2012 en la modalidad de Teatro por El hoyo 18. Un soplo de viento. En 2019 ha sido galardonada con el Escudo de oro de la Unión Nacional de Escritores. Publicaciones: Río abajo (2000); El pozo. La noche de Diógenes. ¡Menos cuento! (2007); Collar de cerezas (2007); Rita, en Mujeres para mujeres (2009); Sombra mía en Dime que me quieres (2009); El hoyo 18. Un soplo de viento (2011); Hispania, Hispania. Segundas partes. Verano del membrillo (2012); A ráfagas tu nombre, poemario (2014); Para siempre conmigo, disco E.P. (2015); El Maestro, libreto para ópera (2017); Un canal en Youtube, en ¿Hacemos teatro? Piezas breves para jóvenes (2017); La hija, en Tras el telón. Drama y comedia para viajeros con tablas (2018); Giuseppe Impastato. Memoria de un hombre bueno (2019).
Vengo amándote, amor, siglo tras siglo
A través de mil vidas te procuro.
Siempre me miras y desapareces
y yo siempre me muero por tus ojos.
Te he querido ya tantas, tantas veces,
y en cuerpos tan distintos y fugaces,
y con empeño tanto te persigo,
que nazco de tu ausencia vulnerada.
Converge ya conmigo una existencia
y no me hagas morir continuamente
y volver a buscarte en nuevas vidas.
*
Gentil espejo sea
el agua si te acercas por el río,
como barco que surca
recónditos paisajes,
distancias infinitas de nostalgia.
*
Traigo en mis ojos todos los paisajes
donde posé
la mirada encendida y amante.
Más allá del momento fugaz,
intensamente
persiste la fragancia del amor.
Furia de olas que se precipitan,
llanto de espuma:
vivir es un golpe de mar.
JORGE DÍAZ MARTÍNEZ
Nacido en Córdoba, en 1977. Doctor en Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada por la Universidad de Granada, ha sido lector de español en universidades de Asia, Europa y África. Actualmente, es profesor de enseñanza secundaria en Andalucía. Ha publicado los libros: Transbordo. Poemas del metro de Barcelona (La Garúa, 2012), Almizcle y tabaco (Premio Arcipreste de Hita, Pre-Textos, 2005) y La piel de la memoria (Premio Vicente Núñez, Visor, 2004). Como crítico, ha seleccionado y prologado la antología Voces del nuevo siglo. Poesía española contemporánea (2014), traducida y publicada en Armenia por Hakob Simonyan. Y también, junto a Ana Isabel Alvea Sánchez: La vida por delante. Antología de jóvenes poetas andaluces (Ediciones En Huida, 2012).
POÉTICAS
Es necesario creer
en la poesía.
Pero, a veces,
me parecen juguetes,
ahí en la estantería,
los libritos.
Tantas horas prensadas en papel,
tantas vidas dedicadas
a esos pequeños libros de colores…
Y el lamentar no dulce
de los analfabetos.
Los que mueren
sin haber leído
en su corta vida
un poema.
HUESOS
Coplillas improvisadas
Ella es el cuidado,
el trabajo, el esfuerzo.
Contra el recuerdo,
el olvido:
¿Qué le estás contando al niño?
¿A qué viene ahora recordar esas cosas?
¡No les hables de la guerra!
El amor acorazado.
La voluntad de seguir,
de luchar, de sufrir.
A la vez el aguante
y la rabia. El orgullo
y la alerta.
Y a ella le gustaría
que siguiéramos su ejemplo:
que fuéramos fuertes,
que fuéramos enérgicos,
nos hirviera la sangre
y nos entrara el nervio.
Pero a nosotros la ira nos enferma,
nos daña el corazón, igual que a ella.
Ella que parió a sus hijos
durante la posguerra
ahora es nonagenaria
y ha perdido la cabeza.
Su sangre diluida en el sintrom,
translúcida su piel
y brilla como un aura alrededor.
La cadera operada,
la prótesis del fémur,
su bypass palpitando.
Y ahora que no se sostiene
y al servicio la llevan
y desde el otro mundo
sus familiares le cuentan,
vuelve a cantar las coplas
que de joven cantaba
y se inventa la letra
como le da la gana.
Su mirada porosa.
La lengua alucinada.
Canta y canta y tararea
para mantener en pie
su corazón, mi abuela.
CANCIÓN DE CUNA PARA UNA MUJER
Nana para Taina
(—Léase lentamente)
Duerme, Taina,
como duerme el mar,
como duerme la luz
en la oscuridad.
Toda tu belleza
quiere reposar.
Duerme, que la noche
te quiere acunar
en el sueño suave
de tu palpitar.
Duérmete, Taina,
crianza de favela,
las gitanas huérfanas
mañana te esperan.
Duerme, Taina,
como duerme el mar,
como duerme la luz
en la oscuridad.
Duérmete, Taina,
para descansar.
Es necesario creer
en la poesía.
Pero, a veces,
me parecen juguetes,
ahí en la estantería,
los libritos.
Tantas horas prensadas en papel,
tantas vidas dedicadas
a esos pequeños libros de colores…
Y el lamentar no dulce
de los analfabetos.
Los que mueren
sin haber leído
en su corta vida
un poema.
HUESOS
Coplillas improvisadas
Ella es el cuidado,
el trabajo, el esfuerzo.
Contra el recuerdo,
el olvido:
¿Qué le estás contando al niño?
¿A qué viene ahora recordar esas cosas?
¡No les hables de la guerra!
El amor acorazado.
La voluntad de seguir,
de luchar, de sufrir.
A la vez el aguante
y la rabia. El orgullo
y la alerta.
Y a ella le gustaría
que siguiéramos su ejemplo:
que fuéramos fuertes,
que fuéramos enérgicos,
nos hirviera la sangre
y nos entrara el nervio.
Pero a nosotros la ira nos enferma,
nos daña el corazón, igual que a ella.
Ella que parió a sus hijos
durante la posguerra
ahora es nonagenaria
y ha perdido la cabeza.
Su sangre diluida en el sintrom,
translúcida su piel
y brilla como un aura alrededor.
La cadera operada,
la prótesis del fémur,
su bypass palpitando.
Y ahora que no se sostiene
y al servicio la llevan
y desde el otro mundo
sus familiares le cuentan,
vuelve a cantar las coplas
que de joven cantaba
y se inventa la letra
como le da la gana.
Su mirada porosa.
La lengua alucinada.
Canta y canta y tararea
para mantener en pie
su corazón, mi abuela.
CANCIÓN DE CUNA PARA UNA MUJER
Nana para Taina
(—Léase lentamente)
Duerme, Taina,
como duerme el mar,
como duerme la luz
en la oscuridad.
Toda tu belleza
quiere reposar.
Duerme, que la noche
te quiere acunar
en el sueño suave
de tu palpitar.
Duérmete, Taina,
crianza de favela,
las gitanas huérfanas
mañana te esperan.
Duerme, Taina,
como duerme el mar,
como duerme la luz
en la oscuridad.
Duérmete, Taina,
para descansar.
IVÁN ONIA
Publicaciones: Tumbada cicatriz (Plaquette), Ediciones en Huida, 2011; Galería de mundo y olvido, Ediciones en Huida, 2013; Hermanos de nadie, Karima Editora, 2015; El decapitado de Ashton, La Isla de Siltolá (obra finalista del primer certamen de poesía Antonio Colinas); Paseando a Míster O, Asociación Noctiluca, 2017; El hijo (de Sharon Olds), Maclein y Parker, 2018. Administra el blog de poesía y fotografía Las puntas del tiempo.
Yo soy el pescador,
el que con nardos llama a las sardinas,
el que tira cerezas a las olas.
En cada mano tengo un anzuelo
por si alguna vez ella se pregunta
¿quién
es el que atrapa la rana de mi estómago,
la langosta que pinza mi sangre,
el calamar que me nada en las venas?
Madrugo mucho,
llegaré a no dormir nunca pensando
en mi barca y en su blanco nombre de nadie.
Llegaré a no dormir nunca si anudo
mi red, si mastico un hueso de plata
y si llego el primero a los mercados
para vender mi historia:
yo soy el pescador,
el que enseña a flotar a las manzanas,
el que toca las branquias de la pena,
el que pincha la panza de la luna,
el que cose salabres con un lápiz,
el que le habla al ángel del agua,
el que cree que el fuego es la leyenda
que las sirenas cuentan a sus hijos.
El que ha escrito los peces esta noche.
Yo soy el pescador.
El que silba si en ella piensa.
II
LAS
ESFERAS
Discutir por todo, ese parece ser su lema.
Como si cada cosa que encontraran en el
mundo fuese una pequeña esfera que admitiera todas las miradas posibles.
No una cuerda de la que tirar por los
extremos para romperla y caer cada uno en un lado de la batalla.
Esferas democráticas, manzanas de Ortega,
planetas donde es al mismo tiempo de día y de noche, y ninguno de los dos
miente.
Lo más curioso es que, por mucho que
chillen, jamás se escucha un grito en todo el edificio.
Solo cuando a la noche hacen el amor, puede
escucharse a él apartarle un rizo de la oreja y susurrarle: hacer el amor
contigo vuelve las cosas simples.
Regreso a la caverna con un animal al
hombro.
Me quito la gorra y bajo la cabeza cuando
pasa el Rey.
Podría explicarle a un niño que si camina
hasta el horizonte caerá por un precipicio.
La Tierra todavía es plana si te quitas un
zapato.
III
BEAUTIFUL
ACCIDENT
Si no estás fracasando en este instante,
la belleza será siempre ese pájaro
a punto de asustarse sobre el cable
eléctrico,
el violín que nunca tuviste.
Si no estás fracasando ahora,
si el miércoles precede siempre al jueves,
si eres el algoritmo de papá,
la rebanada humana de mamá,
el niño gordo de la última fila
que no está fracasando en este instante,
jamás podrás ver la naranja azul
del paraíso,
la linterna de agua,
la carretera bajo la montaña.
El gato y la luz no se conformaron
a la primera:
vivieron gatos feos y raquíticos
siglos antes de que Cleopatra
los convirtiera en dioses contra el tiempo.
La luz necesitó que Dios muriera
para alumbrar los cuerpos sobre la hierba.
Nunca temas, fracasa.
La belleza no es más que un accidente,
alguien está llorando bajo el signo de
Virgo.
Fracasa para hallar la voz dormida,
para regresar a las formas simples:
cuadrado, corazón, círculo, círculo.
Fracasa como este poema,
que ha tenido que romperse para existir.
JUAN CUEVAS
Ha publicado varios poemarios: Perfume de tormenta (La oveja negra), Cabezabajo (La oveja negra), Poemaria (Ultramarina) y Mordido (Noctiluca). Fue finalista del Premio de poesía Juan Cervera y del Plumier de versos.
HE DEJADO EN TUS MANOS
todo lo que sobradamente me falta.
Jamás llegaré a ti
como hoy, que ya es mañana.
Ayer me ocupa este momento,
en el que al levantar tu cabeza
han muerto uno a uno
los pájaros que guardaste en mis bolsillos.
No quiero pedirte nada
que no sepa a iris.
Animal lento,
déjame aupar tus párpados
y medir el peso que me resta,
mirarte sin otros ojos
que no sean los tuyos.
Sabes diluir tiempo y sombra
en este hombro que acoge tu hueso
y lo hace carne.
Anda y ven donde fuimos lo que seremos,
Apenas tierra o polvo.
"Mas polvo enamorado".
VENDRÁS DESPUÉS.
Con cáscaras de naranjas,
algún verso aprendido en las paredes,
Venus en los tobillos.
Pedirás agua fresca
y mojarás tu pelo.
"El mar es un caballo en mi boca"
susurrarás para ti,
como sueña el mar sus orillas,
como acerca el mar tu nombre
y lo entierra en la arena.
Vendrás soñada o vencida,
será igual entonces...
Son tantos los nombres del olvido,
que apenas caben en una sola palabra.
Tomarás mi hombro
deshecho en los trigales,
asomarán tus ojos
por donde crecen los geranios.
EN EL CENTRO DE LA CIUDAD
hay un dios de mazapán
ofreciendo caramelos azules
a los niños equivocados.
Sostiene en una mano el olvido inmediato.
Cuando todos se alejan
da de esnifar pólvora negra
a los caballos que relinchan a su espalda.
Nutre su cara una barba desinflada,
casi iconoclasta.
El rey de los judíos viaja en la línea C4
del metro que bordea los arrabales
y el hastío del tabaco liado.
Su tos, cercana como un desagüe,
amarilla como una sopa de sobre.
Los obreros compran boletos
que tuercen su diente picado
y celebran el aguardiente de sus ojos.
Los bares periféricos han colgado un jamón
y una muñeca con el ojo tuerto
por donde escapa el infinito.
Dios ha regresado
con su tatuaje de invierno.
Muerde el corazón de los camellos
bajo la estrella más alcoholizada.
Bebe un vino oscuro, gastado,
y mira de reojo a la muñeca tuerta.
ISABEL DE RUEDA
Ha publicado Tu silencio en voces (Vitruvio, 2006), Pisadas sobre lienzo (EH Editores, 2009), A propósito del espejismo (Ayuntamiento de Espiel, 2011), Pizarras de agua (Editorial Premium, 2012), Horquillas en la ventana (Los libros de Umsaloua, 2014), Espejo de mano (Ejemplar Único, 2017), Memoria errante (Karima Editora, 2018). Ha participado en numerosas obras colectivas y ha obtenido varios premios poéticos.
A Ángeles Durán
LA ENSEÑANZA
Acaso la enseñanza
no consista en otra cosa,
que no sea, girar fichas
-llamemos fichas a las
palabras-
Embadurnar
con trocitos de abrazos los fonemas
que nacen de la aurora
sin columnas de cieno.
En nombre de la aurora ser
simiente.
El magisterio del verbo
duele, pero eleva,
lastima, pero ensancha,
une puentes y cose,
como una hermosa madre
las calcetas del logos.
Riega y abona.
El magisterio que hay en ti, amiga,
apela en la pizarra de tus
días felices,
niega las cadenas,
se icariza y pinta alas a los pupitres del sueño,
siempre es un quijote y
Liberta.
ENHEBRAR
Enhebrar la vida.
Paso a paso ir tejiendo
Paso a paso ir tejiendo
desde un telar de sueños e intuiciones
nuestros trajes.
A la manera sufí,
coser,
sabiéndonos parte de
ese todo,
almas de un dedal
nacido hacia la luz.
Coser y bordar
hortensias y
crisantemos.
En los bolsillo de ese
traje,
zurcir
una luna en una manga.
Teñir de olas los
abrazos
hasta alcanzar
hasta alcanzar
otra forma de
conciencia.
Engarzar retales
de un sol en nuestras ropas,
otra forma nueva de vestir la vida.
LA
EXTRANJERA
Un trasiego
de pueblos y ciudades,
de puentes y maletas hay en su
rostro.
Una cascada
de sol entre sus ojos
la delata.
Viene
de otra orilla y el
abrazo,
y la memoria de otro
continente
se eternizan
en los pliegues suaves
de su boca.
Su nombre acaso no sea Eva,
ni Lidia, ni Beatriz…
Pero llega
tejiendo el amarillo
que le habita
en este trozo
de mapa y geografía.
Cosiendo el verde de
su blusa
en la silueta de otra
lengua hermana,
que ella exploras
insuflando
alma
en cada sílaba
aprendida,
nuevas partituras en
cada letra,
nuevos signos…
Insuflando alma en las sagradas
palabras de los puentes.