revistaRótula: José Antonio Fernández Sánchez

José Antonio Fernández Sánchez nació en 1963 en Terrassa (Barcelona). Trabaja como ferroviario. Ha publicado varios libros de poesía: Metafóricamente hablando, Asociación Cultural Letras Cascabeleras, 2015. Cine mudo, Editorial La Baragaña, 2014. Las mentiras de Platón, Editorial Polibea, 2013. Recopilatorio de lo absurdo, Editorial Germanía, 2013. Curvas, Ayuntamiento de Madrid, 2013. La eterna pubertad de Lino, editorial Cálamo Gesto, 2011, así como varias plaquettes. Reciente ganador del XXV Premio Nacional de Poesía Acordes, 2017, con el poemario Di luz, ha cosechado otros galardones, como el Premio de Escritura El Duelo de la Luz, 2015. Sus últimos libros publicados son Días comunes (Poesía al Albur, 2016) y Mineral y luz (Rialp, 2017), con el que ha ganado el Premio Alegría.

ACASO

a Doris, en su memoria

FÍJATE, ¿ves
aquel nido vacío?
¿Crees que vendrá algún día?,
¿volverá?

¿Tal vez en primavera?

Helada habitación:
sus cosas como estaban,
como quedaron
cuando prendió el vuelo

aquella noche acaso permanente.

MOMENTO ESTELAR

Estaban todas las estrellas, todas
a la vez, al unísono brillando
de cara a mí, que las miraba incrédulo
-qué pequeña se me hace mi persona
bajo la magnitud del vasto cielo-
Pocas eran las olas, que rompían
sin fuerza, con desgana, frente a mí.
Un faro en lo lejano dirigía
su intermitente estado con empeño.
Yo era uno más de todo; poco hacía,
sólo mirar el cielo, oír las olas;
dejarme seducir por el momento;
ver que, aun siendo mi ser tan poca cosa,
dentro de mí, muy adentro,
se afanaba una dicha por salir.

Era un foco la luna de tan blanca.
La arena de la playa, fina y fría
se levantaba al ritmo de mis pasos.
Estaba todo donde corresponde:
el paisaje, la mano
con un lápiz, y en blanco unos papeles
donde se escribirán, tal vez, los versos.

POR PRIMAVERA

Qué bien que ya está aquí la primavera.
Quedan para el recuerdo esos constantes
días inapetentes del invierno,
lluvioso como ha sido, y frío y largo,
en los que el sol apenas ilumina.
En cambio ahora es luz
todo lo que a la vista está, y es tanta
que sólo con dejar que se te acerque,
que en su calor te acojas,
basta y sobra
para que así la dicha te desborde.

Te asomas al balcón. Respiras hondo.

Dejas que el aire fresco del albor
penetre en ti, y en ti se corresponda.

Sigues con la mirada a los chavales
que juegan a pelota. Saltan. Ríen.
Y para tus adentros te haces niño.

Profundamente en ti se te presenta
la primavera en todo su esplendor.