Con una vibración inextinguible


Daniel Cotta.- Hoy en día están de moda las cenas de empresa y los convites en los que, en vez de un par de platos fuertes flanqueados de postres y aperitivos, las cartas ofrecen una prolija cantidad de tapas que, de entrante en entrante y de sabor en sabor, nos llevan a un final de cena en que el estómago no se halla ahíto, pero sí satisfecho.

Víctor Jiménez acaba de llevarme a uno de esos modernos y buenos mesones. Se llama Con todas las de perder (Libros Canto y Cuento, 2019), y en sus páginas la poesía ofrece un menú de aperitivos líricos que, lejos de hartar, excitan el hambre de tal manera que, en una sentada, se devora toda la carta a bocaditos. En su penúltimo libro de poesía, Frecuencia modulada (Valparaíso, 2018), Víctor consigue poemas redondos que en sí constituyen un universo autosuficiente; las soleares, sin embargo, de Con todas las de perder piden la complicidad del lector: han de resonar en su pensamiento y expandirse en él con la vibración inextinguible de un diapasón.

¿Que cómo me va la vida?
mejor que no te la cuente
por no contarte mentiras.

Ya lo dijo Bécquer en el prólogo a las poesías de Ferrán: “Cuando se concluye aquella [poesía], se dobla la hoja con una suave sonrisa de satisfacción. Cuando se acaba esta, se inclina la cabeza cargada de pensamientos sin nombre”.

Las vueltas que da la muerte.
Ayer pasaba de largo
y hoy ya quiere conocerme.

Ese es el golpe, el tintineo; nosotros, lectores, ahuecamos el corazón para que resuene, agite nuestra imaginación y dé lugar a nuevas ideas, nuevas sugerencias e incluso nuevos poemas.

No me hables en pasado,
que yo todavía escribo
poemas donde encontrarnos.

***

Era invierno. Y, al oído,
me dijo esas dos palabras
que me quitaron el frío.

***

A quien dice que soy otro
cuando escribo y no lo entiende,
le digo que yo tampoco.

En una época en que el microrrelato y el aforismo han llegado a convertirse en subgéneros de referencia, resultaría injusto, cuando no mostrenco, calificar estas soleares de Víctor Jiménez como poesía menor. La paradójica respuesta nos la da él mismo:

Era un poeta menor.
En una copla cabían
su vida y su corazón.

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Víctor Jiménez (Sevilla, 1957) ha publicado los siguientes libros de poesía: Al alba nueva de mi sangre (Sevilla, 1981); La singladura (Colección Brevior, Sevilla, 1994). Cuando venga la luz (Ediciones Libertarias, Madrid, 1994); Apenas si tu nombre (Huerga y Fierro, Madrid, 1997); Las cosas por su sombra (Colección Adonais, Rialp, 1999);  Tango para engañar a la tristeza (Renacimiento, 2003); Taberna inglesa (Casa de Galicia/CajaSur, Córdoba, 2006); El tiempo entre los labios [Antología, 1984-2008] (Editorial Renacimiento, Sevilla, 2009); Al pie de la letra (La Isla de Siltolá, Sevilla, 2011); La mesa italiana (Renacimiento, Sevilla, 2015), y Frecuencia modulada (Fundación Valparaíso, Madrid, 2018), XIX Premio Paul Beckett de Poesía 2017.

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